Crear ciudad con perspectiva de género

Sin duda alguna, las demandas feministas han sido consideradas en iniciativas públicas y privadas en el país durante los últimos años. Pero ¿cómo se aplica una visión feminista en los ámbitos de la vivienda y la ciudad?

No es erróneo señalar que la planificación de ciudades está diseñada por y para hombres. Asimismo, que la desigualdad urbanística desplaza a las mujeres al espacio de lo íntimo, como lo es la vivienda. Ahí deben cumplir con roles de género tradicionales, como los de crianza, cuidados y labores domésticas.

En materia de políticas de vivienda esta discriminación es latente. Como indica el último informe del Centro de Estudios Socioterritoriales (CES), las mujeres que organizan a su comunidad y buscan soluciones para el déficit habitacional son invisibilizadas; a pesar de representar al 80% de las dirigentas y al 80% de las beneficiarias de los programas impulsados por TECHO-Chile.

Enfrentar la desigualdad urbana y la vivienda inadecuada en Chile es una tarea urgente. Sin embargo, es necesario establecer políticas habitacionales con enfoque de género, que diversifiquen las soluciones existentes —debido a que no existe un solo tipo de familia o beneficiario— y reconozcan el trabajo de dirigentas sociales como un pilar fundamental. También, hacer que la ciudad deje de ser un lugar hostil para las minorías.

Un avance es la Red Comunitaria en Prevención de la Violencia hacia la Mujer en Talca, la cual busca sensibilizar acerca de la violencia de género en las viviendas y en el espacio público. Como fundación colaboramos con el proyecto, el cual identificó que el 73% de las mujeres ha sido víctima o testigo de agresiones por razón de sexo en su barrio o entorno cercano.

Del mismo modo, trabajamos en el proyecto “Mujeres de Renca por el Derecho a la Ciudad”. Esta iniciativa estimuló el diálogo de mujeres interesadas en temas de habitabilidad y espacio público de la región Metropolitana, generando una red femenina que reflexiona acerca de su derecho a la vivienda y a la urbe.

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Derecho a la Ciudad

¿Qué se entiende por ciudad y por qué debería ser un derecho para todas y todos?

Si bien el concepto de ciudad tiene varias definiciones, la más común es entenderla como un asentamiento de población en un espacio con atribuciones políticas, económicas y administrativas, diferenciándose de lo rural por su configuración, ya que predominan los edificios y estructuras más complejas.

Al tener una configuración urbana de mayor complejidad, requiere de una planificación que garantice el acceso a los servicios básicos y a su vez, el bienestar social de las personas que la habitan, pero ¿ha sido así? No del todo, aún falta mucho trabajo y por lo mismo, es importante abrir el debate. 

En Chile el 6,6% de los hogares a nivel nacional no tiene acceso a agua potable o no cuenta con alcantarillado. Mientras que el 5,8% de viviendas no tiene en sus cercanías servicios de transporte, equipamiento de salud y educación. Ambas cifras corresponden a resultados de la encuesta Casen 2017, las que presentan un aumento en relación a la encuesta anterior.

Ahora bien, ¿qué elementos necesita una ciudad para que sea un derecho?

En primer lugar, hay que dejar de entender a la ciudad en base a las necesidades meramente productivas y de crecimiento de la ciudad, sino también desde las necesidades de las personas. De esta manera, nacen iniciativas como la Ley de aporte al espacio público que establece que los proyectos de construcción se hagan cargo del impacto que generan y colaboren en la conformación de ciudades equilibradas. 

Es fundamental como derecho a la ciudad reivindicar la posibilidad de que la gente vuelva a ser dueña de la ciudad y que puedan influir en la construcción del territorio de acuerdo con sus aspiraciones y anhelos más profundos. En Urbanismo Social consideramos que es de suma importancia crear procesos y canales que permitan a las personas transformar el espacio. 

La participación ciudadana y el involucramiento ciudadano permite que las personas sean protagonistas del espacio, se sientan parte de los proyectos urbanos y tengan parte en la toma de decisiones. 

Las ciudades deben aspirar a un escenario donde las personas puedan vivir dignamente y reconocerse como parte de ella. Un lugar donde todos y todas tengan las mismas posibilidades de acceso a trabajo, salud, educación, vivienda y canales de participación ciudadana. 

Aunque la iniciativa popular de norma sobre El Derecho a la Ciudad no alcanzó el apoyo suficiente para ser revisada en la Convención Constitucional, el derecho a la vivienda ya fue incluído en el borrador de la nueva Constitución. 

¿Qué consideras tú como el derecho a la ciudad? ¿Qué otros elementos plantearías? Si te interesan estos temas, siguenos en nuestras redes sociales. Estamos en Instagram, Twitter, Facebook, Youtube, Linkedin, Spotify. También puedes suscribirte al boletín de socios a través de nuestra página web y hacer un seguimiento de nuestros trabajos y proyectos.

¿Habías escuchado la palabra aporofobia?

El término aporofobia hace alusión al rechazo a la pobreza y a todas sus formas de manifestación, siendo una de ellas la hostilidad que se vive hacia la zonas urbanas caracterizada por barrios de escasos recursos, como son los campamentos y tomas. Es un juicio constante, sin profundizar en los factores que crean la pobreza.

De acuerdo a los datos entregados por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) se puede apreciar que una de las razones de maltrato y discriminación es por el lugar en donde se vive, ya que existe una segregación residencial ligada a la desigualdad socioeconomica reflejada en la distribución urbana, en donde se aprecian las diferencias entre sectores acomodados y los mas vulnerables asociados a barrios y a campamentos principalmente.

Pero ¿Qué consecuencias trae consigo un discurso de odio como lo es discriminar a alguien por su situación socioeconómica? Incrementa aún más la marginación y exclusión, e incluso puede llegar a violencia física o verbal causando daños psicológicos como vulnerabilidad y miedo. 

Situaciones como las vividas en nuestro país hace uno meses atrás, como lo fue la marcha antiinmigrantes en la ciudad de Iquique, que terminó con la quema de las pertenencias y carpas en las que se alojaban estas personas extranjeras y con manifestaciones de carácter similar en otras zonas, no es una expresión de xenofobia, es el rechazo al pobre en su máxima expresión.

Entonces ¿Qué podemos hacer para evitar caer en este tipo de agresión? Creemos que lo fundamental es mantenernos informados e indagar en el por qué existe pobreza en sectores determinados de la población nacional y no en otros. Concientizarnos y empatizar.

Como fundación, uno de nuestros pilares es entregar un trato digno para todos y todas por igual sin importar su condición social y desde ahí buscar instancias de diálogo e iniciativas que permitan construir una mejor ciudad para todos y todas, sin discriminaciones y con igualdad de oportunidades. 

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