En Chile, tres de cada cuatro personas han sufrido acoso sexual callejero. Es decir, un 75% de la población. En el caso de las mujeres, la cifra llega al 85%, y de los hombres, al 55%, según el Observatorio Contra el Acoso Chile. Dialogar a partir de los mitos que se han construido en torno al acoso e identificar los desafíos que existen en espacios públicos y privados es el foco de los talleres en los que participaron los trabajadores y las trabajadoras de la empresa constructora EBCO en Núcleo San Diego de Red Megacentro.
Un ciclo que permitió reunir a capataces, administradores de obra, equipo de Recursos Humanos, obreros, personal de aseo y todas y todos quienes son parte de este proyecto urbano.
La misión de cada taller fue dialogar y problematizar los desafíos que existen en la ciudad y visualizar el acoso como parte de la violencia estructural que transgrede lo físico, psicológico, económico y de trato de las personas, especialmente hacia las mujeres.
“La distinción de género es algo que atraviesa la vida de todas las personas a través de la cultura, y con ello, la construcciones de las ciudades y cada uno de los espacios donde transitamos habitualmente. En este sentido, hay espacios que se relacionan con las personas desde perspectivas muy masculinas, asociadas a lugares violentos y excluyentes. La dinámica que ha generado la construcción ha sido creada desde una masculinidad hegemónica, apropiándose de los espacios físicos de la ciudad. En este sentido, al poner al centro las relaciones humanas basadas en el respeto, se hace necesario un trabajo con personas que hacen su vida laboral en obras de construcción”, explica Nicolás Méndez, coordinador social y coordinador de la comisión de género de Urbanismo Social.
La misma obra de construcción se transformó en el espacio para conversar sobre acoso en la ciudad, compartir experiencias y testimonios, y detonar reflexiones que permiten consolidar una cultura que elimine la violencia de género a toda escala, especialmente en la forma de habitar la ciudad.
“Aprendimos que cuando uno es testigo de cualquier tipo de violencia debe apoyar a la persona que se siente maltratada, tomar conciencia del abuso a la persona, del maltrato psicológico, del acoso”, dice Jonathan Jara, soldador y participante del taller de sensibilización.
El acoso sexual callejero se transformó en la puerta de entrada para conversar sobre los diversos tipos de género y las distintas formas de construcción de masculinidades en la sociedad y en la construcción de comunidades. Sólo en el año 2018 se denunciaron 198 casos de discriminación laboral a personas de la diversidad sexual a nivel nacional. En el mismo año, se denunciaron 177 casos de marginación de espacios públicos hacia personas de la diversidad sexual a nivel nacional, según Movilh.
“Después de los talleres, hubo trabajadores que me decían que a veces molestaban, pero no sabían que era acoso. Ellos se tomaban el acoso como una agresión física, como obligar a hacer algo. Entonces, se dieron cuenta de muchas cosas. Después de que hicimos la primera jornada andaban súper atentos a prevenir acciones que pudieran leerse como acoso. Les quedó súper marcado en su diario vivir. Varios me comentaron que conversaron el tema con sus hijas», explica Constanza Espinoza, profesional de prevención de riesgos de EBCO.
“A mis 52 años aprendí que ya es hora que nos escuchen a las mujeres, porque yo pasé muchas cosas y no tenía oídos que me escucharan. Ya estaba bueno que las mujeres seamos sometidas y calladas. Los chiquillos estaban fascinados con los talleres. Acá somos tres mujeres y nos sentimos en mucha más confianza con nuestros compañeros”, destaca Ximena Vivanco, jornal de aseo de la obra.
Los talleres de sensibilización para la prevención del acoso callejero finalizaron con la instalación de gráficas en el interior y exterior de la obra con el lema Obra en contra del acoso callejero. Esta obra está comprometida con el respeto hacia todas las personas.
“La gente de la construcción siempre está súper marginada, y para mí es súper importante que ellos se den cuenta que no están dentro de ese saco, y que la gente que pase por aquí afuera se dé cuenta que ellos son gente común, que no porque sean de construcción son los que acosan, son los que molestan a las chiquillas”, agrega Constanza Espinoza, profesional de prevención de riesgos de EBCO.
Estas intervenciones son parte de las iniciativas impulsadas por la comisión de género de Urbanismo Social con el objetivo de contribuir a la construcción de ciudades que garanticen oportunidades igualitarias para hombres y mujeres, y dejen de cristalizar, producir y reproducir desigualdades y violencias.
¿Cómo denunciar el acoso sexual callejero?
Según, el Observatorio Contra el Acoso Chile, los “piropos” con connotación sexual explícita, “agarrones”, “punteos”, exhibicionismo y cualquier forma de acoso callejero grave pueden y deben ser denunciados. Para hacer la denuncia, son necesarias la mayor cantidad de pruebas posibles: fotografía del agresor, grabaciones o testigos. Con este material, hay que acudir a Carabineros, Policía de Investigaciones o Fiscalía lo antes posible para formalizar la denuncia. Si no hay pruebas, la denuncia hay que hacerla de todas maneras El acoso callejero es violencia, los relatos y denuncias pueden alertar en el sector donde ocurrió, además de visibilizar que este problema debe ser atendido a nivel de seguridad pública.