El estallido social de octubre del 2019 y la posterior crisis sanitaria por Coronavirus han dejado al descubierto una serie de desafíos para la sociedad chilena, y en especial para sus ciudades. 

Pero ¿de qué manera afectan estos contextos a los territorios? Se ha ido profundizando una desigualdad urbanística que se arrastra hace años, caracterizada por la concentración de población vulnerable en sectores de las ciudades, además del déficit habitacional e inequidad en el acceso a servicios y bienes públicos.

De esta manera, y como señala el último informe elaborado por el Consejo Nacional de Desarrollo Urbano y el PNUD, las demandas sociales son un llamado de atención para que las políticas públicas dupliquen sus esfuerzos para alcanzar mayor efectividad e igualdad en las ciudades. 

Sin embargo, también es necesario que existan alianzas público-privadas para lograr este objetivo. Los privados deben interesarse en proyectos que requieran trabajar en conjunto con la comunidad y el gobierno local, velando siempre por la regeneración de los territorios y del espacio público. De esta manera, la presencia de constructoras e inmobiliarias con vocación de servicio es fundamental.

Un claro ejemplo es el Núcleo Ochagavía. Tras varios intentos fallidos de darle un nuevo uso al ex elefante blanco, la Inmobiliaria Red Megacentro lo convirtió en un moderno centro logístico y empresarial con el apoyo de la municipalidad y los vecinos/as. Como fundación colaboramos con este proyecto, considerado como el rescate urbano más grande efectuado en una ciudad chilena y ganador del Premio Aporte Urbano en 2015.

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