Concepción, viernes 23 de octubre de 2015.- A casi dos meses de que Urbanismo Social haya iniciado su trabajo en barrios de la reconstrucción de Hualpén, Concepción y Chiguayante, a través del programa Acción del FOSIS, los vecinos ya cuentan con un diagnóstico comunitario.
Esta evaluación participativa, que prioriza necesidades y deseos más urgentes de los vecinos respecto al barrio, es fundamental para el buen desarrollo del programa que considera un porcentaje del presupuesto para un proyecto de mejoramiento comunitario del barrio, en acciones físicas o que impacten positivamente la calidad de vida.
Al cierre de la etapa diagnóstica se realizó un evento comunitario en los barrios para que la comunidad compartiera después de las jornadas previas, más de “trabajo” conjunto, que les permitieron reflexionar en torno a los problemas comunitarios a solucionar.
“Pasamos por los departamentos conversando y recogiendo información demográfica, realizamos talleres con actividades para detectar problemas y soluciones de parte de los mismos vecinos, llevamos a cabo foros barriales y, finalmente, validamos el diagnóstico con el barrio”, explicó Daniela Dresner, socióloga de Urbanismo Social que está a cargo de coordinar este programa.
Tras concluir la etapa diagnóstica, se formaron en los barrios grupos motores de personas interesadas en continuar apoyando el proyecto de manera más directa, de presentar el diagnóstico a los servicios comunales y de mantener la relación con el municipio local, considerando que la mayoría de los problemas detectados requieren de un trabajo conjunto entre las comunidades, sus municipios y los servicios pertinentes.
Algunos de las temáticas por resolver que se identificaron en los barrios son la seguridad, la acumulación de basura, la convivencia entre vecinos, el control de perros vagos, entre otros. En específico, los vecinos de Hualpén se mostraron preocupados por las carrereas clandestinas que les hacen difícil salir de noche.
Daniela Dresdner concluyó que “en general, las problemáticas están vinculadas a la copropiedad, al desafío de aprender a vivir en comunidad”. Por eso Urbanismo Social decidió participar en este proceso, considerando que las nuevas comunidades de barrios de vivienda social requieren apoyo después de la entrega de la vivienda para seguir trabajando en conjunto y resguardar la inversión física y social instalada con tanto esfuerzo -y no tener que intervenir años después barrios deteriorados-.