1. Reforzamos el llamado urgente a abrir espacios de diálogo y reconocer que esta crisis responde a elementos de fondo que deben ser abordados para la construcción de un Nuevo Pacto Social, como camino para hacerse cargo de las deudas sociales y de las demandas ciudadanas.
2. Hoy en Chile no hay guerra alguna, pues estamos convencidos/as de que no hay enemigos/as. Es urgente detener la represión en cualquiera de sus formas y pedimos a la ciudadanía, como la hace la gran mayoría, manifestarse en forma pacífica.
3. La urgencia de instaurar una instancia de convergencia sin condiciones y que permita la expresión de sectores postergados por mucho tiempo, está a la vista. Para ello, deben entregarse las garantías para ejercer el derecho a expresarse a todos/as nuestros/as compatriotas.
4. Esta crisis es social y política. Un Nuevo Pacto Social debe pretender democratizar el poder, estableciendo nuevas formas en la toma de decisiones, de manera transparente, vinculante y con participación amplia, en donde esté representada la inmensa diversidad que hoy día tiene la sociedad chilena.
5. Hasta ahora y por muchos años ha existido una enorme resistencia al cambio. Los/as líderes deben comprender que es la hora de la generosidad, sumándose a un diálogo nacional más simétrico, con altura de miras y estando dispuestos/as a ceder para alcanzar cambios reales. Frente a ello, cabe destacar que quienes más poder detentan en la sociedad, más responsables tanto del problema como de su solución.