Esta semana se realizó el Festival Hola América en el Centro Cultural Gabriela Mistral, donde se desarrolló una serie de actividades que buscaban generar una conversación en torno a los desafíos que enfrentan las comunidades migrantes y refugiadas, como así también en avanzar en posibles soluciones.
En ese marco, el miércoles 5 de octubre se hizo la charla “Ciudades y vivienda”, donde participaron Camila Ramírez, Directora Ejecutiva de la Fundación Urbanismo Social; Gonzalo Vial, Director Ejecutivo de Huella Local; Pía Mora, Directora Ejecutiva de Fundación Alcanzable; y el Alcalde de la Municipalidad de Independencia, Gonzalo Durán.
La Directora de FUS, Camila Ramírez, en su exposición hizo especial hincapié en la realidad que está viviendo la región de Antofagasta, donde Urbanismo Social está desarrollando dos líneas de trabajo en el sector de Borde Cerro. Lee a continuación su intervención:
“Nosotros como Fundación hicimos un proceso de participación en todos esos campamentos para armar un plan maestro y un diagnóstico. Lo que fuimos viendo y que yo creo que es parte de la base de la política habitacional -como lo vemos nosotros- tiene que ver con la construcción de comunidades, que parte desde los comités que se organizan, se autogestionan y llegan a la vivienda.
A diferencia de lo que uno pudiera pensar, los campamentos en su 90% están conformados por familias migrantes y chilenas y que entre ellos mismos han generado redes de protección importantes, porque los barrios que están cerca o en sus alrededores, son los que los discriminan. Esto ha generado ciertas comunidades organizadas, donde entre ellos mismos se cuidan. También es interesante ver que llegan migrantes con nuevas capacidades, porque son profesionales, entonces la capacidad de esas comunidades de autogestión es bien alta.
Lo que estamos haciendo en Borde Cerro son dos tipos de soluciones habitacionales. Una que es un piloto que estamos desarrollando con el Ministerio de Vivienda y que se ha hecho en pocas regiones, es la radicación de esos campamentos y que las familias se queden ahí. ¿Por qué? Porque a diferencias de políticas habitacionales pasadas, que era llevarlos a otros lados… bueno, estos campamentos tienen importantes redes y las familias quieren quedarse ahí. También hay algo distinto en las familias de los campamentos, que es su percepción del campamento. Un migrante llega al final de su trayecto, desde su origen, cuando ellos se establecen en un campamento, pueden haber pasado por una ciudad formal donde no pudieron acceder a una vivienda. El campamento pasa a ser su vivienda final. Ni siquiera esperan el subsidio. Ellos construyen su casa donde van a vivir toda su vida. A diferencia de los chilenos que ven los campamentos más como una temporalidad.
Por lo tanto, esta radicación, que es una política de Gobierno para campamentos más bien antiguos de más de 5 o 6 años, en terrenos Serviu o Bienes Nacionales que cuentan con la factibilidad necesaria, que haya medidas de mitigación o que no haya riesgos, para asegurar efectivamente la habitabilidad.
Estamos trabajando en proyectos de radicar esos campamentos y llevar urbanización, lo que tiene como fin mantener sus redes, pero también porque un 40% de esas familias no puede acceder a un subsidio, por las condiciones que tiene ahora el subsidio. Por lo tanto, también es una forma de poder darle un tipo de solución.
Otro proyecto que también estamos trabajando en el sector, es un proyecto de vivienda social, que ahí el 50% de las familias son migrantes, que es la radicación de un campamento, pero a través de un proyecto colectivo. El proyecto anterior era llevar urbanización y lograr radicar las casas, pero este es generar un proyecto de edificación nueva colectiva.
Cuando hablamos de política habitacional en temas de vivienda, creo que la política de vivienda no debiera excluir a los migrantes y generar ciertas condiciones para que ellos puedan acceder a la vivienda y entender que son un grupo vulnerable al interior de un grupo de vulnerabilidad mayor. Que probablemente tengan mayor informalidad en los trabajos, que en el fondo les impide acceder al subsidio, pero también falta reflexionar sobre cómo entendemos las lógicas de otros países en la forma de habitar sus territorios. Eso también puede ayudar a nuestras políticas.
Tenemos que ver cómo se insertan en nuestras políticas, pero cómo también llevamos ciertas soluciones que quizás están pensadas en otras formas que no habíamos visto hasta ahora, porque nunca lo habíamos vivido. Ahí también hay una conversación pendiente, de cómo eso es posible y cómo en estos momentos podemos flexibilizar, manteniendo siempre los criterios mínimos de riesgo, de habitabilidad, entre otros, pero que ahora debemos pensar en nuevas soluciones que afronte nuevas formas de habitar los distintos lugares”.
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