Durante los primeros meses de 2022, y en el marco del retorno a la presencialidad de gran parte de los trabajos y espacios educativos, hemos visto diversas denuncias por acoso callejero y diversas formas de violencias tanto en el transporte público, como en los espacios públicos en general. Es innegable que tras dos años de pandemia hemos retrocedido de manera importante en la seguridad en los espacios públicos.
Ante esto, el gobierno ha llamado al análisis y acción intersectorial para impulsar políticas integrales de prevención y seguridad, especialmente enfocadas en estudiantes. Sin embargo, esta realidad lo que hace es plantearnos un desafío conjunto y de largo plazo: cómo construimos espacios públicos seguros para todos y todas.
Frente a este tremendo desafío, no solo de responder a las nuevas demandas, sino que de comenzar a actuar de manera preventiva por promover espacios públicos libres de violencia, como Urbanismo Social creemos que todos/as tenemos un rol fundamental, especialmente quienes construyen ciudad, y eso incluye como un actor relevante a las instituciones que construyen ciudad.
Es por esto, que desde 2019, como Fundación, hemos desarrollado estrategias de sensibilización a trabajadores y trabajadoras de la construcción, aprendiendo, sin embargo, que no basta solamente con estas medidas, ya que son las organizaciones las deben estar alineadas con el propósito de lograr un cambio profundo que permita comprender las diferencias de género que se viven en el espacio público. Lo anterior, abordando la necesidad de relacionarse de manera respetuosa con los entornos donde se trabaja, planteándose además la prevención del acoso callejero como una de las tareas urgentes, y donde todos y todas podemos aportar para prevenir y erradicar.
Por Pía Aravena
Coordinadora Social Región de Valparaíso
Fundación Urbanismo Social
Fuente: El Mostrador Braga